Concentran en libro experiencia, ciencia y técnicas de búsqueda de personas desaparecidas

La experiencia de buscar a una persona desaparecida y las técnicas que utilizan las familias que integran los colectivos de búsqueda para dar con su paradero quedaron plasmadas en un libro en el que se detalla la ciencia aplicada para facilitar la tarea de búsqueda.

En este libro está dividido en 20 capítulos en los que colaboraron medio centenar de especialistas en 15 diferentes disciplinas, como botánica, entomología, estudio de suelos, ecología de fauna o ecología del paisaje, análisis de la tierra aplicadas a la detección de inhumaciones clandestinas; este trabajo fue presentado a ocho colectivos ciudadanos de búsqueda de personas desaparecidas.

Este libro se logró, en parte, con la colaboración del Museo de Ciencias Ambientales de la Universidad de Guadalajara, cuyo director Eduardo Santana Castellón, presentó los resultados de los capítulos “Saberes nacidos del dolor: conocimientos y propuestas de las madres buscadoras”, y “Madres buscadoras hacen ciencia ciudadana”.

Explica que los capítulos se concretaron gracias a las entrevistas realizadas a madres buscadoras para integrar sus experiencias, además, participaron como coautores personal de la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Jalisco (COBUPEJ), quienes han trabajado con un centenar de familiares de personas desaparecidas en más de 200 búsquedas de campo y análisis de contexto de fosas clandestinas.
 
“Si bien el libro trata sobre cómo mejor encontrar fosas clandestinas, el objetivo de nuestra sociedad no debe ser lograr una mayor eficiencia en la búsqueda de personas desaparecidas, sino evitar que se produzcan desapariciones. Las desapariciones son síntomas de una sociedad en crisis, enferma, tanto material como moralmente”, detalla Santana Castellón.

Además del Museo de Ciencias Ambientales y el COBUPEJ colaboraron en el contenido de este libro el Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo) del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), la Universidad Politécnica de la Zona Metropolitana de Guadalajara y las universidades de Oxford y Bristol.

Añade el director del Museo de Ciencias Ambientales que el trabajo de las madres buscadoras se debe calificar como un caso especial de “ciencia forense ciudadana”, según los criterios establecidos por la Unión Europea de Ciencia Ciudadana.

“A pesar de los reconocidos aportes de los colectivos ciudadanos de búsqueda, es al Estado a quien corresponden las responsabilidades ineludibles de prevenir las desapariciones, realizar investigaciones y sancionar a los responsables”, subraya Eduardo Santana.

Agrega que entre las aportaciones y logros de los colectivos se incluyó el descubrimiento de unas cuatro mil 400 fosas producto de la información de los colectivos, el desarrollo de nuevas estructuras organizativas para emprender búsquedas de forma autómata o la reflexión para inducir a que se iniciaran investigaciones científicas forenses.

La presentación del libro a madres buscadoras de los ocho colectivos se llevó a cabo en una reunión privada, donde agradecieron el resultado para generar nuevas formas de encontrar a sus seres queridos.

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